Tensión en los Goya

Este año la gala, que tendrá lugar el próximo domingo, se presenta calentita. Si el año pasado ya pudimos vivir un momento histórico (para algunos) con la reaparición, tras 4 años desvinculado de la Academia de Cine, del siempre polémico, Pedro Almodóvar. En esta edición la tensión se palpará en el ambiente. Y es que ver a Álex de la Iglesia al lado de la ministra de Cultura, tras las lindezas que cada uno ha vertido sobre el otro en las últimas semanas, hará subir las audiencias.

Otro de los puntos fuertes de la ceremonia, a demás de que este año la alfombra dejará a un lado ese verde tan poco glamuroso, que lucía en las últimas ocasiones, para teñirse de rojo y adentrarse, por primera vez, al Teatro Real, será la figura de Andreu Buenafuente. Quien repite como anfitrión, tras el insuperable éxito que obtuvo el pasado año. El cómico catalán protagonizará un corto que abrirá la gala y en el que, comenzando por su resucitación (recordemos que la pasada edición acababa con un Buenafuente moribundo), hará un repaso a lo que se vivió realmente aquella última noche de los Goya.

Cabe mencionar la expectación que está causando la asistencia de los recientes ‘papás’ Penélope Cruz y Javier Bardem, quienes no se librarán, como ya ocurriera la pasada edición, de las bromas de Buenafuente.

Una gala que este año no dejará un buen sabor de boca ya que, a pesar del buen hacer del presentador y de la presencia de los grandes de nuestro cine, este año cuenta con unos candidatos al Goya a Mejor Actor Principal poco comunes, y es que no son otros que Álex de la Iglesia y Ángeles González Sinde, quienes acapararán todas las miradas.

Se presenta así la XXV edición. En la que sonará una Balada Triste de Trompeta como fin de fiesta, y no por que consiga alguno de los premios a los que opta la película, sino más bien por que pondrá punto y final a la gran trayectoria de de la Iglesia como director de la Academia.